Apreciados lectores, en esta primera edición, estoy muy contenta de pertenecer a este selecto grupo de editores quienes compartiremos con ustedes diferentes temas relacionados a nuestro ámbito estudiantil.
El día de hoy me decidí a escribir sobre el tema del estrés, pues en el quehacer de mi pequeño mundo escolar, me encuentro casi todos los días estresada; que quiero decir con esto? Mi día empieza a las 5:00 a.m., llego al colegio en medio de un fuerte tráfico y pensando que no llegaré a tiempo, camino entre los pasillos, a toda prisa durante el cambio de clases para que el próximo maestro no me de un “Pink Slip”. También tengo que llegar preparada en todos los temas para enfrentar a los quizzes y tests que los maestros se les ocurran; también debo lidiar con mi transpiración corporal y mi problema de acné que debido al calor de Managua se duplican. En fin, mi día aún no termina y me faltan todavía toda la tarde y la noche para hacer tareas.
Cuántos de ustedes se identifican con esta rutina? Me imagino que muchos. Por este motivo veamos cómo el estrés se ha hecho parte de nuestras vidas y nos causa todo de tipo de incomodidades directamente a nuestra presión sanguínea, actividad gastrointestinal, respiración, niveles de azúcar y en nuestros hábitos de dormir, que repercuten en nuestro joven organismo.
Los niveles de estrés en los individuos van en relación directa con su rendimiento, por lo que no todo el stress es negativo. Nos puede ayudar, dando un empujoncito extra de energía a las exigencias del día, en donde necesitamos cierto nivel de rendimiento. Según el doctor Han Selye, pionero en los estudios sobre el estrés, “una ausencia total del mismo podría significar la muerte”.
Según la ley de Yerkes-Dodson “un grado medio de estrés facilita un alto rendimiento, pero si sobrepasamos ese límite, nuestra calidad de rendimiento decae.”
¿Cómo nosotros los estudiantes nos podemos enfrentar a este mal invasivo, físico y emocional y aún mantener los niveles óptimos en nuestro rendimiento?
Les daré algunos tips que me han servido para hacer de mi pequeño mundo algo mejor.
- Escucha música (siempre que puedas, mejor si es espiritual)
- Haz respiraciones profundas en cada cambio de clase (si puedes levanta tus brazos)
- Mantén siempre una buena actitud positiva (no dejes que nada te afecte demasiado)
- Trata en lo posible mantener un buen humor
- Relaciónate con todos tus compañeros tratando de compartir una sonrisa
- Practica todas las anteriores en tu casa con tu familia
- Si tienes una mascota, trata de pasar más tiempo con ella
Finalmente, te sugiero que vayas a la palabra de Dios y leas 1 Pedro 5:7.
Que Dios te bendiga!
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